Ultradistancia (La lucha interna)


El Trail running es tan diverso como lo son las superficies de la montaña, variando en distancias, dificultad, superficies de terreno y temperatura.

El cuerpo humano es altamente adaptable y mediante la constancia, el entrenamiento y la disciplina es capaz de hacer cosas que pueden llegar a sorprendernos. Pasar de la distancia oficial de maratón ya es considerado ultradistancia; sin embargo, los "ultras" pueden ser de 43, 65, 80, 100, 160 km (las temidas 100 millas) e incluso más.

Todo corredor de ultras debe pasar por un proceso de entrenamiento en el cual el aparato cardíaco busca las maneras más eficientes para mantenerse a un ritmo constante por tiempos prolongados (básicamente un montón de horas), los tendones y fibras musculares deben estar fuertes para poder soportar las repeticiones e impactos constantes a raíz de la diversidad de terreno y la inclinación de las rutas; y aunque estoy hablando de la mente en último lugar, les puedo decir que esta es la clave esencial pues sin la mente no hay nada .

Era el 12 octubre del 2013 a las 03:00 am cuando el sonido de una pistola de salva y "Highway to Hell" de ACDC me decían a mí y a otro montón de locos que la llamada "Montaña Rusa del Infierno" había comenzado.

La carrera se llamaba "Ultra Race" y era una carrera de 52 km en la zona Norcentral de Venezuela, caracterizada por terreno montañoso y seco (en su cara más Norte) y donde las faldas de la montaña iban a parar al Mar Caribe.

Esa madrugada la Luna se reflejaba fuerte en el oscuro mar que podíamos ver al lado derecho de la ruta, la mayoría de los corredores llevaban sus linternas frontales encendidas; sin embargo, decidí mantener la mía apagada mientras disfrutaba de las sensaciones de haber iniciado la carrera.

Esa madrugada era la prueba de fuego para entender si podía entrar a la distancia ultra pues lo máximo que hasta ese momento había podido correr eran unos 32 km, durante meses Iker, Randy y yo diseñamos entrenamientos que nos permitieran acondicionar nuestro cuerpo mientras al mismo tiempo jugábamos fútbol en nuestros equipos.

Habían pasado unos minutos desde el inicio de la carrera y las curvas inclinadas de la ruta ya dejaban ver una serpiente de luz, construída a partir de las linternas frontales de cada uno de nosotros; ya Iker se había ido en cacería de los élite y Randy se había quedado un poco atrás, yo estaba en el medio intentando no separarme demasiado del grupo puntero pero sin hacer un esfuerzo que me fuera a pasar factura más tarde (ese usualmente es el ideal, pero la verdad es que casi siempre nos dejamos llevar por las sensaciones y euforia de la carrera).

Los minutos precedían a las horas y poco a poco la luz del alba se dejaba ver, el Sol se asomaba tímido y cubría de tonos púrpuras y rojizos la ruta que horas atrás se encontraba en la penumbra. Seguía pasando el tiempo, las constantes subidas y bajadas se iban alternando con la lista de reproducción que había creado para la carrera.

Los primeros 25 kilómetros fueron pasando bien, con buenas sensaciones y realemnte disfrutanto de lo bonito de la costa, a diferencia de otras carreras que tienen una especie de recorrido circular esta regresaba por exactamente el mismo camino que uno había recorrido anteriormente y en situaciones como esa es cuando la mente entra en amotinamiento y rebelión.

La mente es el aliado del ser humano, la fuente de las ideas y la motivación, pero deben creerme que también puede ser un poderoso enemigo, en el Trail Running la razón es sencilla, al cerebro no le gusta sufrir, desde su lógica no tiene sentido que el cuerpo sufra por tiempos tan prolongados sin una recompensa clara.

Los kilómetros avanzaban, el calor ya se había adueñado de la ruta, se sentía como el mismo suelo emanaba vapor; al mismo tiempo, los corredores subían y bajanban cuestas, pasando por pequeños poblados olvidados y buscando algo de sombra para refugiarse y regular la temperatura corporal.

Pasaban los kilómetros y las voces en la cabeza hacían más eco ¿Quehacemos aquí? ¿Cuánto falta para llegar al próximo puesto de hidratación? ¿Nos podemos sentar al menos un rato para descansar? Las caras de los demás corredores demostraba que tenían también una lucha contra sí mismos, otros por el contrario ya se habían retirado o habían caído al suelo por un golpe de calor.

Los kilómetros seguían y esa música que tanto me gustaba y la lista que había preparado con tanto placer ya sólo me parecía un ruido asqueroso y tuve simplemente que dejar de escucharla. Los pensamientos se mezclaban con el ácido láctico que se había internado en los músculos y que hacía que cada paso en subida fuera todo un reto.

Kilómetro 40, hacía un calor endemoniado, los pies ya se habáin inflamados y todo, absolutamente todo dolía, mis demonios susurraban la palabra "retírate" y a pesar de mi terquedad ya empezaba a sonar como un opción posible, pero a lo lejos vi una tubería de agua donde la persona que estaba por delante de mí se estaba mojando; apresuré el paso, dejé la mochila y audífonos en el suelo para poder mojar todo mi cuerpo, esa salida de agua me salvó de retirarme de la carrera y logró controlar mi temperatura.

Ya quedaban pocos kilómetros para llegar a meta, desde la parte superior de la montaña podía ver la línea de meta, habían pasado poco más de 6 horas, en medio de un proceso en el cual mi mente y mi cuerpo estaban negociando, proceso en el cual mi mente me daba fuerzas para continuar pero acto seguido me pedía parar, hasta ese momento no habá unfrentado un dilema de ese tipo y aprender a lidiar con las dos caras de la mente fue la enseñanza más importante que obtuve.

Despues de 52 km estaba llegando a la meta con una sonrisa en la cara, pues el dolor del cuerpo no podía minimizar el gran logro que estaba consiguiendo en ese momento, oficialmente era un ultracorredor.

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