El Orígen: primeros pasos en el Trail running

 


Mis primeros pasos en el Trail Running iniciaron en septiembre del 2012 y fueron pasos, no zancadas, pues aún no sabía cómo correr en la montaña.

Una mañana cualquiera transcurría en una trinchera de excavación en medio del centro de mi ciudad natal; cuando Dieginho nos habló acerca de una carrera en las montañas de Caracas. Nuestra ciudad se ubica en medio de un valle que por acción de la maravillosa geología está rodeada por montañas. Subir al Ávila (el parque Nacional de Caracas) no es algo muy extraño que digamos, lo que sí era extraño o al menos para mí, era correr en la montaña.

Desde temprana edad estuve en contacto con el mundo de los deportes, un año estaba haciendo artes marciales, al otro natación y así sucesivamente hasta llegar al fútbol, que fue el deporte que me enganchó y del cual soy fan hasta el día de hoy; sin embargo, caminar en la montaña, disfrutar de la vista, la paz y el silencio de las cumbres también era algo que me gustaba.

En esa excavación Dieginho nos dijo que en un mes iba a haber una carrera de montaña y en ese momento me dije - ¿Por qué no? Puede ser interesante - pero de inmediato mi mente recapituló - ¿Cómo vas a competir si no sabes cómo correr en la montaña?

Dieginho nos explicó que a veces competir en la montaña no era cuestión de correr todo el rato, lo más importante se trataba de mantener el ritmo y a partir de ahí Dieginho, El Llane y yo comenzamos a subir a la montaña con mucha frecuencia después de terminar las jornadas de excavación arqueológica.

El cuerpo tiene un interesante tipo de inteligencia, la muscular, donde las fibras, tendones y órganos se adecuan al esfuerzo y priorizan en la eficiencia del consumo de oxígeno; de tal manera que mi cuerpo empezó a entender el ritmo de subida, el ritmo de la respiración; y la mente poco a poco comenzó a volverse más serena al momento de subir.

La carrera se llamaba "Ávila Race Nocturno" y tenía dos particularidades: 

1 Era un Kilómetro Vertical (carreras con tramos casi exclusivamente en subida, en este caso 7 km de ruta absolutamente toda en subida).

2 Era de noche (percepción diferente de las profundidades, dificultad técnica y necesidad de utilizar linterna frontal) hacían de mi primera entrada al Trail Running un gran reto.

Los entrenamientos se inspiraron en las carcaterísticas de la carrera (entrenos nocturnos y en subida), no podía correr, pero cada vez subía de una manera más eficiente.

Era el 30 de septiembre de 2012 y el momento de competir había llegado.

Dorsal fijado en la camisa, linterna frontal puesta, estiramiento realizado y total sensación de incertidumbre (para ser sincero no sabía qué esperar, lo único que tenía claro era la intención de terminar la carrera).

Creo que eran las 07:00 pm cuando dieron la salida, un montón de gente comenzó a correr en terreno inclinado y empezaron a alejarse de mí, estaba sorprendido y a la vez me esforzaba por no quedarme tan atrás. La adrenalina y la energía podía sentirse en el aire, éramos cientos de personas en medio de la oscuridad creando una serpiente de luz que poco a poco se proyectaba en dirección al Pico Humboldt (una de las tres elevaciones más importantes de las montañas caraqueñas). Yo iba caminando, intentaba ir rápido y no perder posiciones; a medida que los kilómetros avanzaban la inclinación en el terreno se hacía más incómoda, lo cual tenía un reflejo directo en la respiración y en el ácido láctico que ponía muy pesadas las piernas tras cada paso.

Ya habían transcurrido más de 40 minutos de carrera, tenía la respiración muy acelerada pero la motivación intacta; en ese momento el boscoso camino reveló un claro, subí la mirada y a través de él pude ver que las luces del Hotel Humboldt ya se notaban cerca, la carrera estaba por terminar.

En el último Kilómetro sentía que mi cuerpo estaba más cómodo y decidí aumentar el ritmo hasta llegar corriendo a la meta. La medalla era el símbolo de haber cumplido la meta, que era terminar el recorrido sin lesionarme o retirarme, pero mi mente y mi cuerpo querían seguir compitiendo por unos kilómetros más. 

Minutos después la adrenalina aún se mmantenía en el torrente sanguíneo; sin embargo, ya iba en picada. Bajaba con Dieginho y El Llane en el teleférico e ibamos conversando acerca de las experiencias que cada uno había tenido en medio de la carrera; mientras tanto, una parte de mi mente estaba distraída; pensando en cómo hacía esa gente para correr en súbida y qué podía hacer yo para hacer lo mismo.

Esas preguntas fueron las que me acercaron al mundo real del Trail Running, pues competir solamente es el reflejo de todo el proceso que un corredor de montaña debe atravesar para precisamente poder correr en la montaña.

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